En este apartado haremos mención a dos de las más antiguas tradiciones musicales vinculadas a la Navidad en Rojales.
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tubular y coro de voces mixtas. Compuesta en 1888 para Rojales, se ha interpretado en Alicante capital, Orihuela y otras poblaciones. Algunos compositores rojaleros del siglo XIX quisieron acompañar y engrandecer la "Misa Pastorela" con otros tantos villancicos y acordes al aire pastoril de la Misa, que comprende todas las partes fijas de la misma: Gloria, Credo, Sanctus, Benedictus,... Tanto estas como aquellas poseen la virtud evangélica de trasladar al participante de la Celebración Eucarística, con humildad y alegría, al portal de Belén y al Nacimiento de Dios, al son de los bailes y los ritmos de aquellos primeros pastores que "presurosos se van al establo y encuentran al niño que es suma bondad".
Acompañando su interpretación con instrumentos típicos de la Navidad e instrumentos de viento, ha pasado en su más que centenaria vida por varios inolvidables directores y cientos de cantores y músicos que han dejado en nuestra Misa de Navidad, "la Pastorela" la huella de su enorme cariño y la maestría y el arte de quienes han sabido siempre hacer música con fe y poner toda la fe en la música que hasta el día de hoy nos ha llegado.
Pincha y escucha la Misa Pastorela de Rojales:
El Niño de la Bola
El Niño Jesús de Rojales, que contemplamos en la sacristía de nuestra Parroquia, es una pequeña imagen de un valor incalculable: valor artístico y valor emocional.
Un niño todo el tallado en madera, de pie, en actitud de bendecir con su mano derecha y sosteniendo en la mano izquierda al globo terráqueo. Sus ojos son de cristal y va vestido con túnica y capa. Está policromado con encarnaduras que ponen de manifiesto su estilo salcillezco. Sujeto a una peana de madera dorada con pan de oro. Procesionaba sobre un pequeño trono o paso que formaba toda una nube de madera tallada y recubierta de pan de plata.
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Nada ni nadie, más que este precioso Niño, ha sido testigo en todo Rojales de tantas lágrimas y llantos de dolor y emoción; tampoco le gana nadie a este precioso Niño por haber presenciado más alegrías y sonrisas en los rostros de los rojaleros. Su mano bendice las alegrías de todos; sus pañuelos secan las lágrimas de todos.
Y aún más, acabada la Navidad, pañuelos y donativos en especies de todo género eran subastados en la plaza del Ayuntamiento por hábiles y expertos señores para recabar fondos a beneficio de los más pobres y necesitados, haciendo pujar a los postores con mucha gracia y acierto.
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